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Todos los fines de semana
que subo el cerro San Cristóbal en Santiago pienso que alguien (la
municipalidad, por ejemplo) debería poner un buen letrero en la entrada del
cerro que diga algo así como: "Con respeto y buena voluntad,
hay espacio para todos".
Al poco andar me doy cuenta
que para mucha gente el respeto y la buena voluntad no es precisamente lo que
salen a ejercitar los fines de semana.
Irremediablemente, cuando
veo a peatones y ciclistas ocupando la derecha de manera desproporcionada (como
por ejemplo, cuando un grupo de 4 amigos van en bicicletas conversado todos
juntos ocupando toda la pista) pienso en la derecha política. Y cuando veo al
tipo que por adelantar pone en riesgo a los de su derecha o, peor aún, a los
que vienen bajando raudos de frente, pienso en la izquierda política. En ambos
casos, sus intereses personales son superiores al respeto y espacio de
convivencia social que podrían ejercitar con otros, en comunidad.
Contexto. Hace muchos
atrás, siendo un dirigente estudiantil de la universidad en que estudié en
Antofagasta, un político joven (que con el tiempo llegó bastante lejos) me mostró
un modelo para comprender la política que nunca olvidé y que quiero compartir
con ustedes. Me mencionó que cuando pensamos en el eje Izquierda-Derecha,
normalmente lo hacemos con un esquema como el siguiente:
Si reflexionamos sobre esta
mirada, estas son dos tendencias que, dadas sus respectivas direcciones, son
siempre opuestas. No se encuentran, sólo se alejan una de la otra. Él me invitó
a verlo desde otra perspectiva, una que me rompió la linealidad del espectro y
que me ayudó (y me sigue ayudando) a comprender comportamientos y la concreción
de ideologías en conductas específicas.
En su mirada él mencionaba
que ambos extremos efectivamente se encuentran y se homogenizan en el tipo de
medio (no fin) en que ejercen su accionar político: la violencia. Se asemejan
en crear espacios de falta de respeto absoluto por quienes piensan distinto a
ellos y dónde existe muy poca o nula voluntad de una convivencia pacífica. Lo
único relevante es defender "la" verdad (su verdad) sea al costo que
sea.
Últimamente he estado
reflexionando sobre esta figura y se me ocurrió dividir este espectro en 4
áreas, tal cual se muestra en esta tercera imagen. Cabe mencionar que cuando
analizo este modelo que simplifica la compleja realidad política, no pienso
sólo en los partidos políticos, que veo que pueden estar muy bien representados
en los distintos cuadrante, sino también y principalmente en las personas, esa
que anda a pie en la calle, la que conversa de política en la sobremesa y la
que opina en los medios sociales enfáticamente. Gente que no tiene que estar
formal o informalmente relacionada a partido político alguno, sino que tan sólo
opinan sobre el devenir de su país, que no le da lo mismo lo que ocurre día a
día.
Pienso que en el área 1
están todos aquellos ciudadanos, partidos e ideologías políticas que defienden
a la Democracia (así con mayúscula) a tal punto que nunca "el fin
justifique los medios". Y en esa creencia que la Democracia es
"EL" medio que permite el mejor convivir ciudadano, quienes se mueven
en esta área son personas y partidos que pueden comprender y aceptar las
distintas miradas con que se conciben las "verdades" políticas. Desde
allí, están dispuestos a actuar con respeto por quienes piensan distintos a
ellos, llanos a ceder para llegar a acuerdos, y sin dejar de defender sus
propias creencias, pueden aceptar que muchas veces el interés de una comunidad
y sociedad está por sobre sus propias convicciones ideológicas.
La segunda área (2) se
puede ver en ambos lados del espectro político. Aquí están, a mi juicio, las
personas y los políticos que justifican intervenciones que han dañado y mermado
procesos democráticos. Estos políticos han llegado a sus cargos a través de las
urnas, sin embargo, continúan defendiendo con vehemencia dictaduras de
cualquiera "color" o regímenes que si bien su origen es también
democrático, dejan de valorar la diversidad ideológica y descalifican e incluso
atacan a quienes nos están de acuerdo con los procesos transformacionales
"urgentes y necesarios" de su sociedad. En la medida que se van
acercando al cuadrante 3, sus medios se van tornando cada vez más categóricos y
absolutos. En este cuadrante 2 están personas y políticos que poseen una
capacidad excepcional para argumentar sobre sus posiciones ideológicas, y que
buscan, sin éxito alguno, "con-vencer" al del otro bando. Entonces,
se enredan en conversaciones de sordos en que cada uno muestra lo equivocado
que está el otro, conversaciones que muchas veces terminan, no a golpes, pero
si con descalificaciones que poco aportan a un mejor convivir. En estos
mismos cuadrantes surgen quienes no tienen problemas en ejercer "la
dictadura de las mayorías", en detrimento y negación de las minorías que
siguen siendo parte activa y legítima de la sociedad. En el ámbito estricto de
los partidos políticos, creo que estos dos sectores se "alimentan"
mutuamente, impidiendo que se den vuelta páginas históricas, ya que siguen
trayendo al presente lo que los dividió profundamente en el pasado, cuando (lo
más probable) fueron parte activa de grupos políticos del cuadrante 3.
En el cuadrante 3 están
aquellos que su fin lo determina todo, y para ello, el "medio" es
esclavo y subordinado de tal fin. Acá están los partidos de extrema derecha y
de extrema izquierda, que normalmente, tiene o han tenido asociados grupos
armados que reivindicaban sus valores ideológicos. Aquí también están toda
forma de gobiernos autoritarios y dictaduras. Volviendo a las personas de a
pie, percibo además que en una sociedad democrática como la chilena, existe un
grupo no menor de compatriotas que se mueve en este cuadrante, desde la
absoluta falta de respeto y carencia de voluntad para lograr un convivir en que
se acepten otras miradas, tan legítimas como la de uno. Son los típicos que
esgrimen que si defiendes alguna convicción de derecha, eres "facho",
o si defiendes una de izquierda, te tildan de "comunacho".
Ellos te llevan a los extremos, cuando no es más que un reflejo de sus propio
pensar y actuar.
Y en relación a lo mismo,
hace un tiempo me cuestioné el emocionar que existe en las dos principales
tendencias políticas, de Izquierda y Derecha. Este es el fruto de lo que
encontré.
Si la izquierda política,
filosófica, económica e ideológicamente concibe altos niveles de injusticia en
la sociedad, en las cuales pocos tienen acceso al poder económico
y lo utilizan sólo para su propio bienestar, concibe sociedades en que las
oportunidades no son igualitarias, sociedades que deben ser cambiadas para que
el bienestar llegue a todos, cree que su lema debería ser "uno para todos
y todos para uno", considera que los criminales son víctimas de
condiciones económicas y sociales de sus comunidades, cree en una comunidad
está basada en la ética y en que finalmente el mundo puede ser un lugar mejor
para vivir, ¿qué emociones y estados de ánimos pueden surgir de tales
creencias? Surgen emociones como la colaboración y la solidaridad para una
mejor sociedad. Sin embargo, también surgen fuertemente emociones y estados de
ánimo como el resentimiento y rabia emanada de las injusticias sociales, como
también una actitud de víctimas ante una sociedad que no les ha dado lo que
merecen por un Estado que no satisface lo que supuestamente debería satisfacer,
y desde ahí la resignación de no estar obteniendo lo merecido.
Si la derecha política,
filosófica, económica e ideológicamente concibe un mundo en que cada persona
obtiene lo que desea acorde al esfuerzo que realiza, en que se valora la
competencia como una forma de obtener lo deseado, en que se deben respetar los
valores tradicionales que han sustentado la sociedad, en que el cambio por el
cambio no es necesario, en que las libertades individuales se deben respetar
sobre las colectivas, en que la educación debe construir carácter para
enfrentar este mundo competitivo en que el éxito es el fin último, en que se deben
crear oportunidades para que cada uno llegue lo más lejos que quiera llegar, en
que los criminales son criminales por deseo propio, cree en una comunidad que
esté basada en valores morales y en que finalmente sobreviven los más fuertes o
los que mejor se adaptan, ¿qué emociones y estados de ánimos pueden surgir de
tales creencias? Surge positivamente la resolución como actitud de ir a lograr
lo deseado, la creatividad para la creación de riqueza y la seguridad en sí
mismos que hace que no se dependa de terceros para obtener el éxito. Sin
embargo, también surge el miedo como emoción de perder el status quo. Además,
surge la apatía, la falta de compasión, el egoísmo y la avaricia.
Adicionalmente, emerge el control y la necesidad de establecer reglas y disciplinas
para que lo que se ha construido no se destruya, imperando la necesidad de
imponer el orden público.
Así, en el extremo del
cuadrante 3 se juntan irremediablemente la Rabia y el Miedo. La necesidad de
justicia social con la necesidad de proteger, de resguardar lo logrado. Choca
el desear cambiarlo todo con el mantener todo tal cual está. Potente y
peligrosa combinación. No es de extrañarse, entonces, que se utilicen medios
violentos para que cada uno defienda sus valores, sus propias y únicas verdades.
Vuelvo al cerro San
Cristóbal guardando obviamente las debidas proporciones. Todos los fines de
semana me encuentro con activos participantes del cuadrante 3. Los
"conservadores": ciclistas, corredores y peatones que una vez ganado
"su" lugar, le importa poco que otro ciclista o corredor los quiera
adelantar. No abren espacios, incluso a pesar de que uno se los pide. Y
paralelamente, los "progresistas", ciclistas que adelantan arroyando,
sin consideración alguna por sus compañeros de cerro. Me ha tocado ver en más
de una oportunidad tipos chocando porque uno se metió en la pista del otro. Y
lo peor (o lo mejor) es que hay espacio para todos, sólo hace falta respeto y
buena voluntad de desear convivir.
Cambio el escenario. Es
interesante ver en las redes sociales a quienes suben fotos y vídeos,
argumentando a favor del estudiante herido, ya sea porque le llegó el chorro o
porque fue golpeado brutalmente por carabineros. Y en la siguiente entrada,
otras personas que con la misma convicción suben fotos y vídeos del carabinero
también brutalmente herido a manos de encapuchados (que nadie sabe si son
estudiantes o no). ¿Cuál será el emocionar de quienes suben y argumentan por
ambas posiciones? Es cosa de ver los comentarios que suben quienes quieren opinar
para darnos cuenta que muchos son personas que están normalmente en el
cuadrante 2 y algunos incluso en el 3, ya que las diferentes visiones se tornan
comentarios agresivos y descalificadores. Termina siendo usual que en esos debates las palabras de cierre de opinión sean "facho" o
"comunacho". Después de eso no hay nada más que
decir.
¿Cuál será el emocionar
base de las protestas? Querer expresar injusticias y necesidades de cambios que
se requieren en la sociedad, bajo la mirada de quienes protestan, ciudadanos
que "exigen" ser escuchados, que validan y sustentan un sentimiento
de desigualdad que, muchas veces, se basa en el resentimiento. El problema, a
mi juicio, que la rabia que se relaciona con tal injusticia y resentimiento
termina saliendo si o si en la mayoría de las marchas, aunque sea por grupos
minoritarios. Subyace todo. Está seteado así de antemano. Está seteado que
terminará mal. Está seteado que habrá daño a la propiedad privada y pública.
Está seteado que la policía actuará como siempre actúan, con respuesta de
fuerza "proporcional" a lo que se les exija. Esa policía estará allí
presente para evitar los desmanes, para proteger el orden, y lo hará "combatiendo
violencia con violencia". En este escenario, no es novedad (no puede serlo)
que hayan heridos, gravemente heridos, de ambos "bandos" y ahora
último, incluso jóvenes muertos. Y luego de ello, está seteado que comiencen
las demandas y exigencias de renuncias, carabineros dados de baja. Está todo,
desafortunadamente, seteado.
Mientras no cambie la
emocionalidad desde dónde se hace lo que se hace, seguiremos lamentando lo que
hoy lamentamos. Además, seguiremos alimentando espirales adyacentes en que
ciudadanos (que no están presentes en las marchas) defienden con
vehemencia uno y otro "bando", y que prolongan estos círculos
viciosos de descalificaciones y malestar, en pos de eliminar las injusticia o
de mantener el orden.
Vuelvo a cambiar de escenario,
por última vez. Reflexionaba hace poco que sería interesante participar en la
Asamblea Constituyente que se nos aproxima. No tengo idea si se podrá, pero si
se puede, me anoto. La pregunta que me surge y que los invito a considerar
es: ¿desde qué emociones desarrollaremos esta Asamblea Constituyente?
Lo que me ocupa es que se
realice desde los extremos de la Rabia y el Miedo, del cuadrante 3, es decir,
que tomen "control" quienes quieren cambiarlo todo frente a quienes
desean dejar todo tal cual está. Si llega a ser así, siento que muchos chilenos
se restarán. Instancias en que se pueda dar la participación activa de la
ciudadanía se verán mermadas por nuestra incapacidad de poder defender nuestra
ideas y proponer una mejor constitución en un espacio en que reine el respeto
por la legítima diversidad.
De pronto, cuando todo esto
comience, habría que poner el mismo cartel que estoy proponiendo para la
entrada al cerro San Cristóbal. "Con respeto y buena voluntad,
hay espacio para todos".
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